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LA VOZ DE ALCAINE

Emilio Nebra, artesano de las dulzainas de caña en Alcaine

Emilio Nebra, artesano de las dulzainas de caña en Alcaine

El alcainés Emilio Nebra Burillo, de simple afición a reconocido artesano de la dulzaina de caña

 

A Emilio le fascinaba, como nos ocurría a muchos otros, el sonido de la flauta de canilla de buitre de Cipriano Gil que salía en ocasiones desde la Solana y retumbaba por todo el pueblo de Alcaine. El silencio del ambiente y la espectacularidad del escenario añadía el resto. Allí nació la inquietud musical de Emilio Nebra, alcainés desde 1956. Se acercó a Cipriano, quien le enseñó  la flauta hecha por él y otra de madera tropical de Bubinga hecha con torno y pensó: “Quizá yo también sea capaz de construir una”.

La gestación continuó con el análisis y estudio por parte de Emilio de otros modelos de dulzainas y flautas de diferentes características. Realizó la primera empalmando paralelamente varios trozos cilíndricos de caña de manera que resultara estrecha por la parte superior y ancha, acampanada, por la inferior. Soldaba los cinco o seis fragmentos con cola de carpintero después de eliminar el barniz natural de la caña. “Salió con sonoridad, pero con fallos. Comprobé que no producía la perfección de sonido de las de madera de torno. Aún llegué  a hacer una veintena de este tipo”, comenta Emilio.

Tras esta primera prueba experimental, cambió de técnica, utilizando una caña cortada con cuatro ranuras verticales, en las que, abiertas y colocadas en un molde previamente preparado, añadía otros trozos de caña ajustados a la medida, que se pegan con cola y se atan con una goma para que se adapten a la forma requerida.  Cuando se seca la cola, se quitan las gomas, se extrae del molde, se emplastece con polvillo de caña mezclado con cola para tapar los poros y se lija la parte exterior con la raspa (una especie de lima basta y gruesa) y la interior con un limatón redondo. Seguidamente se perforan los agujeros de las notas musicales (“Me fijé en varios modelos de flautas, pero me quedé con el de la dulzaina aragonesa”, dice Emilio Nebra), se vuelve a lijar más suavemente y se culmina la superficie con un barniz fuerte. El toque final estético lo pone Emilio con un tubo de aluminio en la parte estrecha de la dulzaina en el que incrusta el tudel y la lengüeta, boquilla o caña (adquiridos en tiendas musicales) y otra pieza metálica de acero inoxidable en forma de cono cortado, que va adherido a la terminación ancha.

Efectivamente, Emilio Nebra se ha erigido de forma autodidacta y artesanal en flautero o fabricante-constructor de flautas, en este caso dulzainas aragonesas. Y lo ha logrado con aceptación y prestigio en el ámbito musical y cultural y con un producto original, nuevo, único. Esta propuesta ha sido reconocida por músicos y dulzaineros y ha sido corroborada por la emisión en Antena Aragón del programa “Raíces vivas” del prestigioso Eugenio Monesma. “Así es. He tenido contactos con dulzaineros de Aragón y de fuera, incluso felicitaciones de músicos extranjeros a través de Facebook. Y, por supuesto, la llamada de E. Monesma ha sido muy importante para mí”.

Emilio está demostrando que la sencillez no está reñida con la creatividad y capacidad de generar ideas sorprendentes. ALCAINE se siente orgulloso de tus éxitos. Que sigas disfrutando de tus producciones.

Texto: MANUEL VAL LERÍN 

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