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LA VOZ DE ALCAINE

Breve historia de un elemento singular

Breve historia de un elemento singular

El reloj de la torre de la Iglesia, ha marcado las horas de Alcaine
El reloj fue comprado al taller del relojero Federico Pastora en Sigüenza (Guadalajara) y costó tres mil pesetas de la época, todo un capital. La llegada a Alcaine el 15 de febrero de 1929, en un carro procedente de Josa, coincidió con las obras de construcción de la carretera de acceso a Alcaine. La llegada, instalación y puesta en marcha del reloj fue todo un acontecimiento en la localidad (en la foto facilitada por J. Ángel Rodriguez podemos verlo instalado). Tanto es así que aquel año salió una jota que decía:  Alcaine ya no es Alcaine  /  que se ha vuelto capital   /  reloj de seiscientos duros  /  y camino vecinal.

El reloj estaba conectado a la campana grande, de las tres instaladas en la torre, que se encargaba de tocar las horas, repetirlas y tocar las medias. Debido a la potencia de la campana y la situación de la iglesia y el pueblo (en la cima de una montaña) era posible escuchar los toques de las horas desde las huertas y campos del monte desde varios kilómetros a la redonda, siendo de gran utilidad para todos los habitantes.
Tras distintas averías a lo largo de los años, dejó de tocar en 1976 poque nadie estaba dispuesto a subir tanta escaleras hasta debajo de la campana para darle cuerda todos los días. El 26 de junio de 1990 volvió a sonar el reloj después de una arduo trabajo (sufragado por la Comisión de Fiestas de ese año, la Peña El Pozal) de una empresa relojera de Valencia que lo restauró y con un sistema de poleas se logró que la cuerda durara dos días. Fue dos años más tarde cuando con un ingenioso mecanismo instalado por Antonio Ferrero, de Utrillas, se consiguió que se diera cuerda solo. Un gran avance. Tras unos años, nueva avería y se decidió el cambio de la maquinaria.

El 17 de diciembre de 1998 a las 17 horas sonó por primera vez el nuevo reloj automático esta vez pagado por Ayuntamiento, parroquia y comisión de fiestas (la Peña El Gato) que aportaron el millón doscientas mil pesetas que costó. Desde 1990 todos los habitantes celebran las campanadas de Fin de Año en la Plaza de la Iglesia. Ésta es, a grandes rasgos, la historia de un reloj del que los Alcaineses nos sentimos orgullosos.

 Información: Cipriano Gil                      Foto de la maquinaria del reloj                        Flash del reloj funcionando

 

1 comentario

Isabel Boberg -

Federico Pastora era uno de mis bisabuelos. Me da mucha pena que nadie quisiera arreglar el reloj de la iglesia