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LA VOZ DE ALCAINE

MUJERES DE ALCAINE (2)... un ejemplo de esfuerzo y tesón.

MUJERES DE ALCAINE (2)... un ejemplo de esfuerzo y tesón.

El pesado lavado en el río  y con la ropa a cuestas
Ya en el primer artículo de esta serie, comentábamos el duro trabajo que han venido desarrollando las mujeres en el medio rural y más especialmente en Alcaine, debido a su especial situación y características orográficas. Así a las faenas agrícolas en las que colaboraban, había que sumar las domésticas, de cuidado de la casa y de los hijos que, en aquella época, no eran labores compartidas. Ya hablamos de la ardua tarea de bajar al río para subir el agua -muchas veces a cuestas- para el consumo de la familia y de los animales que se tenían en los bajos de las casas o en los corrales situados en el pueblo. Pero a todo esto hay que sumar uno más de esos trabajos del hogar: la colada. Igualmente para lavar la ropa, cargaban con ella en grandes barreños y bajaban al río a lavarla. Hace poco más de un siglo se construyó, en la ribera del río, en El Prau -junto a la salida de la acequia de riego de la huerta de tiempos árabes- un lavadero rudimentario con dos pilas (una para lavar y la otra para aclarar). Era una tarea que siempre se hizo arrodilladas hasta que una de las crecidas del río inundó ese antiguo lavadero y se reconstruyeron -años después de la guerra- elevándolas para así poder lavar de pie.
El lavadero devenía el lugar perfecto para, mientras lavaban con tajos de jabón de sosa y sebo -hecho en las propias casas- comunicarse las confidencias, noticias, chismes o preocupaciones y eso hacía un poco más llevadero el trabajo. Algunas tendían las sábanas en lo que se llamaba El Colador (unas rochas situadas encima del antiguo molino) y en las paradas de piedra de los huertos próximos. Las prendas más pesadas las lavaban primero y se tendían allí para que se secaran mientras lavaban el resto de la colada. La mayoría de las mujeres, otra vez con el pesado barreño en la cabeza, apoyado sobre un rodillo de tela  -y algunas llevando además una criatura en brazos- emprendían el camino de vuelta al pueblo para tender la ropa en los solanares de las casas o en la misma calle.
No fue hasta el año 1964, al acometerse las obras de traída del agua potable al pueblo, cuando se construyó el actual Lavadero Municipal -aún bien conservado- realizado por el maestro de obras Manuel Val. Una subvención de 35.000 pesetas de la Diputación Provincial de Teruel lo hizo posible. El primigenio lavadero de El Prau fue abandonado, perdiendo poco a poco las tejas y siendo enrrunado paulatinamente por la tierra arrastrada con las crecidas del río hasta desaparecer de la vista. Hoy sólo queda el recuerdo de aquellos tiempos sin una sóla imagen -que sepamos- de ese primer lavadero de Alcaine.

 

Foto cedida por: Joaquín Carela. Lavadero Municipal (años 70)                 Lavadero en la actualidad

 

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