OBITUARIO: Emoción y dolor en Alcaine por el fallecimiento de María Gil Muniesa
Familia, vecinos y amigos de cerca de 30 localidades asisten al funeral de María Gil
El viernes día 3 golpeó a todos/as la noticia del óbito inesperado de la alcainesa María Gil Muniesa. Su corazón, su gran corazón, se detuvo habiendo cumplido los 72 años y las personas que la han querido, tratado y conocido han sentido el dolor de la pérdida de una mujer excepcional. Buena prueba de ello han sido las muestras de afecto y pésame que se han sucedido en estos días y, en especial, el multitudinario funeral que abarrotó la iglesia de Alcaine y dejó a gente fuera en la plaza adyacente, con asistencia de familiares, vecinos y amigos que se desplazaron desde cerca de 30 localidades diferentes de las tres provincias aragonesas, Barcelona, Francia, etc.
Y es que María Gil (bastaba con decir "la María" para que todo el mundo supiera de quien se trataba) era el alma de una casa, junto a su querido esposo, que ha tenido siempre abiertas las puertas para todos (de dentro y de fuera del pueblo), la única que no ha cerrado nunca -ni en los duros años del éxodo rural- y que con su carácter afable, generoso y bondadoso supo ganarse el cariño de todo el que la trataba. Fiel reflejo de todo ello eran las tardes de tertulia -en su casa en invierno y en la calle con buen tiempo- delante de su puerta en el Rabal, donde podían llegar a juntarse más de una veintena de personas que lo mismo merendaban, jugaban a las cartas o cantaban jotas. El Rabal, todo Alcaine, se ha sumido en la tristeza aún golpeado por el reciente dolor... pero María, la María, no hubiera querido eso, su optimismo, su eterna sonrisa lograba superar siempre cualquier problema o adversidad para afrontar la vida con el mejor espíritu posible. Todos y cada uno estamos agradecidos a María y a su familia por el cariño que nos transmitía, por su preocupación por todos, por su generosidad. De justicia ha sido pues el merecido reconocimiento que se le ha hecho en su funeral. Ahora nos queda mantenerla en el recuerdo y arropar a su familia en el duelo... pero sabiendo que María seguirá estando en alma presente entre nosotros.
Reconfortados por el afecto de tantas personas en ese luctuoso momento, su hijo Cipriano Gil (en nombre propio, de su padre y demás familia) quiere transmitir a todos que "No tenemos palabras para agradecer tantísimas muestras de cariño que con motivo del fallecimiento de mi madre hemos recibido de todos vosotros. Un fuerte abrazo".
7 comentarios
ramiro y mari gil -
las personas grandes nunca mueren, deben ser recordadas,
deben de tener su calle en su pueblo como ejemplo, que debemos todos mirarnos en ella,descansa en paz Maria
familia tomeo calvo -
Soles y Dionisio -
Oscar Oliva -
Miriam Humanes -
Ivan Humanes -
JM Bespin -
Familia Bespín Serrano