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LA VOZ DE ALCAINE

OBITUARIO: España pierde al infravalorado escritor aragonés Javier Tomeo

OBITUARIO: España pierde al infravalorado escritor aragonés Javier Tomeo

Javier Tomeo, el más kafkiano de nuestra literatura,  fallece a los 81 años

 

El escritor Javier Tomeo Estallo, de quien publicamos un reportaje (Javier Tomeo, descendiente de Alcaine) en el nº 4 de la revista LA PICA de Alcaine (también otro descendiente de Alcaine, Iván Humanes realizó quizá la última entrevista a Tomeo en la revista de literatura Quimera), falleció el pasado día 22 en Barcelona, víctima de una infección hospitalaria tras ser operado de varices.
Javier Tomeo Estallo nació en Quicena (Huesca) en 1932 de madre de esa localidad y de padre alcainés, cuya casa estaba sita en la calle del ayuntamiento. Desde Aragón tuvo que emigrar a Cataluña con sus progenitores fruto de la “diáspora aragonesa en busca de tierras mejores”, como solía decir él. Obtuvo la licenciatura en Derecho y Criminología en la Universidad de Barcelona, abandonando pronto los trabajos de estas especialidades al quedar defraudadas sus ilusiones en contraste con la dura realidad de los casos tratados.
Su irrupción en el campo de la literatura se produjo tarde con su novela El cazador (1967), habiendo realizado antes colaboraciones en prensa, alguna novela del oeste y ensayos históricos. Su producción a partir de este momento y hasta los últimos días de su vida ha sido prolífica, superando la cuarentena de publicaciones. Si bien Amado monstruo (1985) puede ser la más conocida, cabe resaltar asimismo El Unicornio (1971), Bestiario (1988), La agonía de Proserpina (1993), Cuentos perversos (2002) y El cantante de boleros (2005) entre otras, quedando como obra póstuma El amante bicolor, ya entregada a la editorial Anagrama para su futura edición.
Javier Tomeo ha sido un escritor sumamente original que no se adaptó nunca a las modas imperantes. Siguió sus propios gustos y se fue implantando paulatinamente entre los editores y lectores gracias a la creación de un universo literario personal, que coincidía con Kafka, con el surrealismo de Buñuel, con planteamientos de Freud y con el humor socarrón e  irónico aragonés.
Gran parte de su éxito se ha basado en la elección de su temática de gran profundidad humana, donde conviven dramas, situaciones difíciles, preguntas y enigmas de calado filosófico con una escritura sencilla, amena y hasta humorística con la función de hacer reflexionar a los lectores sin aportar soluciones.
Tomeo, además de ser reconocido en Aragón, donde nació, en Cataluña, donde residía, y en el resto de España, su obra trascendía fronteras, estando implantada y traducida en países como Francia, Alemania, Italia, Holanda, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Polonia, Estados Unidos, Brasil, Israel, China…   siendo novelas no solo para ser leídas sino para ser adaptadas al teatro por insignes directores tanto españoles como extranjeros.
El reconocimiento oficial de Aragón hacia su figura se plasmó en hechos como la obtener el premio de novela corta Ciudad de Barbastro con El Unicornio en 1971, ejercer de pregonero de las fiestas del Pilar en 1989, lograr el premio Aragón a las letras en 1994, ser Medalla de Oro de la ciudad de Zaragoza en 2005, dar nombre a una calle en Zaragoza y ser pregonero de las fiestas de Epila en 2012. Contaba igualmente con el apoyo y amistad de escritores locales como Ramón Acín, Félix Romeo (ya fallecido), Antón Castro, Ismael Grasa, Juan Bolea, Ignacio Martínez de Pisón, José Luis Corral… Sin embargo, a Tomeo no le preocupaban los premios ni el aparatoso agasajo ya que no le gustaba el divismo.

Finalmente, su relación con Alcaine era paradójica y emotiva. Por un lado se sentía ligado íntimamente por considerar que, al ser la cuna de su padre, “la mitad de sus cromosomas son de allí” y, por otra, sentía pánico de quedar defraudado al conocer in situ los lugares y vivencias paternas. En varias ocasiones se planteó el viaje, pero se lo impidió su hipersensibilidad bien, hace unos diez años por  la muerte de su padre, bien el año pasado por considerar que ya era mayor para vivir una situación excitante. Así manifestó sus sensaciones para La Pica: “Alcaine está en mí. Soy parte. Son mis fuerzas telúricas. Soy producto de allí, de la tierra. Conozco Alcaine sin haber estado allí y quiero conservarlo tal como lo tengo imaginado. Es una joya en una urna y no quiero que lo estropee el aire de la realidad”. 

 

Texto y foto: Manuel Val Lerín

 


El jueves 27 por la tarde tuvo lugar en Quicena (Huesca) el entierro de Javier Tomeo. En representanción del pueblo de Alcaine acudieron a la inhumación Manuel Val (autor de este obituario y quien le entrevistó para la revista LA PICA de Alcaine) y Cipriano Gil Gil, alcalde de Alcaine.

 

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