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LA VOZ DE ALCAINE

Un paseo por el río Martín en Alcaine

Un paseo por el río Martín en Alcaine

Cualquier época del año es buena para el disfrute y la observación

 

El paseo por las orillas del Martín, en la localidad de Alcaine, permite apreciar una serie de singularidades no observables en ninguna otra parte de su largo recorrido hasta desembocar en el Ebro. Sea cual sea el itinerario elegido (dirección sur hacia su renacimiento y Las Fuentes o en dirección norte hacia el embalse de Cueva Foradada) nos sorprenderá con particularidades bien diferentes. Quizás el recorrido hacia el pantano nos permita apreciar más -en un breve tramo- la diversidad, las peculiaridades geológicas que ha ido modelando a lo largo de los siglos y la diferente fauna (peces, cangrejos, aves, culebras, etc.) que viven en el río y del río. El encauzamiento o canalización que realizó la CHE en el primer tramo que encontramos, con grandes y pesadas rocas calizas arrancadas a la montañas, perfectamente dispuestas en un único muro lateral -que sirve de base firme del camino- para frenar los daños de las imprevisibles avenidas del Martín cuando los barrancos de su tramo superior convergen sus aguas pluviales a las Hoces en los que está encajonado su recorrido. En varias ocasiones el ímpetu de la riada ha desarbolado zonas, desplazado piedras, excavado nuevos pozos, cubierto grandes desniveles hasta dejarlos rasos, cambiado incluso el propio curso del río. Y una vez superadas en ese paseo las dos Badinas (la alta y la baja) llegaremos a la estación de aforos de El Gradillo donde en el ojo del puente la obra humana ha creado un desnivel en el río que salvan unas graderas para caer el agua en una breve pero ruidosa cascada. Y situados allí o sobre el mismo puente, con el constante y ruidoso borboteo del agua, resulta grandioso observar el empecinamiento de los peces del tramo bajo por superar ese obstáculo artificial, en increíbles saltos aleteando y cimbreando el cuerpo,  salvar la cascada y alcanzar el tranquilo tramo superior del río... tarea harto dificil para muchos que tras golpear en las piedras una y otra vez desisten en su empeño. Desde allí, pasado ese último estrecho, las montañas abren paso a una cada vez más amplia vega en la que transcurre zigzagueante y ya más tranquilo el río hasta incorporarse a la cola del embalse de Cueva Foradada, paraje que sirve de morada -con su importante tamarizal- a una variada diversidad de aves acuáticas dignas de observación. La visión del embalse desde la colina de Las Eras nos hará apreciar el entorno en toda su grandiosidad y belleza.

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1 comentario

ramiro -

ese salto del rio tiene un
encanto expecial,el ruido que produce la caida del agua da una paz relajanteque te invita a una lectura sosegada.
mi opinión es que se deberia
dragar para hacer mas catarata
y en un lado facilitar la subida de las truchas.