Un alcainés camino de los altares: Jerónimo Carela Candial
El difunto cura Jerónimo Carela en proceso de beatificación
Cada vez está más cerca el momento de la beatificación -junto a otras personas- y después de años de recogida de documentos y gestiones, del que fuera párroco de Alcaine Jerónimo Carela Candial. Cuando nació el 25 de enero de 1878 en el seno de la familia alcainesa compuesta por Francisco Carela y Miguela Candial nada ni nadie podía presagiar su triste final. Desde niño demostró una especial devoción que continuó en su juventud llevándole a ser ordenado sacerdote con 25 años. Tras su estancia bianual como ecónomo de La Cuba y su prolongada estancia (16 años) como párroco de Anadón, fue encargado de la parroquia de Josa (1917-1923) hasta conseguir en 1923 destino como párroco de su querido Alcaine, cargo que desempeñó hasta su violenta muerte.
En esos 13 años como párroco de Alcaine realizó con amor y fidelidad su labor pastoral, pero los convulsos años que le tocó vivir le hicieron objetivo a batir por el radicalismo. En el inicio de la Guerra Civil y activada la persecución religiosa en Aragón y resto de España, tuvo que permanecer oculto en diversos parajes del término de Alcaine. Fue intensamente perseguido por los milicianos que dieron con él y trasladado al limítrofe cementerio de Josa fue fusilado el 24 de agosto de 1936. Allí, aún hoy en día, descansan sus restos. Consta en la documentación que al fusilarlo apuntaron a las piernas para hacerle padecer aún más: "Todo lo sufrió con paciencia, sin pronunciar palabra contra nadie. Murió con el nombre de Dios en los labios. Tenía 58 años". Su nombre aparece grabado, junto a los demás sacerdotes asesinados en la Diócesis de Zaragoza, en las placas-lápidas ubicadas a ambos lados del altar de la cripta de la Basílica del Pilar.
Este proceso de la Iglesia, en palabras de sus promotores, no pretende despertar desavenencias, abrir heridas, ni avivar rescoldos pasados sino valorar en su justa medida la prueba de fe que dieron en vida y en el momento de su muerte. Alcaine honra a todos los muertos en la contienda y los años de represión, sin discriminación política alguna, con la esperanza de que jamás vuelvan a repetirse hechos tan atroces. El Ayuntamiento y el pueblo han apoyado el proceso y tienen el deseo de estar presentes en Roma en el acto de su beatificación.
6 comentarios
Anton -
Lorena -
Aquí se habla de eso:
http://alcaine.blogia.com/2009/041901-bajo-el-amparo-de-la-ley-de-memoria-historica-de-espana.php
ramiro -
Roma, pero la memoria histórica
si tiene memoria,faltan 5 vecinos que eran unas excelentes personas y fueron vilmente asesinados, su lugar apunta a Lécera y su destino Alcaine.la uidad hace los pueblos
Mª José -
Blogmaster -
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