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LA VOZ DE ALCAINE

CAVIDADES DE ALCAINE (2): La cueva del cabezo de Benicozar

CAVIDADES DE ALCAINE (2): La cueva del cabezo de Benicozar

La cueva fue descubierta al notar una corriente de aire que salía por la estrecha oquedad

 

El agua es el elemento creador de las cavidades que, por su erosión, se hallan en constante transformación. Ese líquido elemento, con los restos diluidos de los vegetales de la superficie, se acidifica y va abriendo brecha al infiltrarse y disolver la roca calcárea, formando así las cavidades subterráneas. Son innumerables las pequeñas grietas y oquedades de la superficie rocosa de Alcaine que ha ido modelando a través de los años. Si  la primera entrega de esta sección la inauguramos con la Cueva de los Esquiladores, con su tremenda boca de entrada... hoy nos referimos a la cueva del cabezo de Benicozar, de difícil acceso por lo angosto de su entrada -apenas medio metro- y la grieta que hay que descender. El pozo de -3 metros da paso a una galería de un par de metros de anchura que desemboca en una sala con bloques de piedra desprendidos. Situada a 850 metros de altitud tiene un recorrido de 67 metros y un desnivel total de -15,5 mtrs. según la topografía realizada por miembros del espeleoclub montalbino El Farallón. Se halla junto al sendero de acceso a Benicozar (bajo el cabezo donde están instaladas las antenas de telefonía móvil y de la CHE) y hay que estar atento -ya que se halla a unos metros fuera del sendero- para no pasar junto a ella sin percatarse. La cueva fue descubierta por el alcainés Mariano Candial que desobstruyó la entrada al notar una corriente de aire y el 9 de febrero de 1985, el propio Mariano, Pedro José Gil Cadenas y María Milagros Gil Brun, ayudándose de una cuerda, descendieron a la cueva realizando la primera exploración.

 

 

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