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LA VOZ DE ALCAINE

Emoción en Alcaine durante la despedida, por traslado, de la Doctora Puy

Emoción en Alcaine durante la despedida, por traslado, de la Doctora Puy

MARÍA DEL PUY GORGOJO, MÉDICA QUE DEJA ALCAINE

 

Cuando alguien decide dedicarse a la docencia, es decir, a enseñar y educar a niños y jóvenes, cuando asimismo alguien elige las profesiones sanitarias de enfermería o medicina, cuando más concretamente estas tareas se circunscriben al medio rural, es mucho más necesario que en otros trabajos el carácter vocacional. Hace siete años, al realizar un reportaje sobre la Dra. Puy para el periódico Crónica de las Cuencas Mineras, le recordé a la médica mentada esta opinión y ella me contestó con seguridad: “Para  quien no sea vocacional y no le guste, es imposible ejercer esta profesión”.
El próximo mes de noviembre se cumplirán diez años de la llegada a  Alcaine de María del Puy Gorgojo, Doctora en Medicina General por la Universidad de Zaragoza. Tras trabajar un tiempo en Zaragoza capital y no disponer de plaza fija a pesar de haber aprobado una oposiciones, fue designada a un puesto de zona rural, en primer lugar en la comarca del Matarraña y posteriormente en Cuencas Mineras. Al principio, además de ejercer Atención Continuada en el Centro de Salud de Muniesa, lo hacía como médica de Alcaine, Obón y Josa, añadiendo en los últimos años Cortes de Aragón y Maicas.
Puy llegó a estas tierras por obligación. Las primeras sensaciones de encontrar una zona árida, abrupta, desolada, casi aislada, aunque Alcaine la sorprendiera con su espectacular y original paisaje, fue cambiando pronto por el carácter amable y sencillo de los habitantes, acostumbrados a la vida en lugares solitarios y preparados y curtidos para el sufrimiento por  las características del modo vital y laboral.
Por eso, la doctora fue integrándose en el entorno hasta formar parte consciente de él. “No solo se han cumplido las ilusiones que portaba como médica sino que se han superado todas las expectativas que había en mi mente, tanto en la labor con mis pacientes como en la relación con mis compañeros”, concreta Mª del Puy.
Sin duda, uno de los aspectos más positivos de su estancia en Alcaine ha sido el trato con los vecinos y en especial con los fijos o los que residen más tiempo, a los que considera suyos. “La relación humana ha sido muy buena y gratificante. Yo, por naturaleza, soy muy rocera, me gusta mucho el trato personal, incluso fuera de mi consulta. A veces me toca tratar temas familiares, hacer de psicóloga y hasta de cura. Casi puedo afirmar que practico un 50% de medicina y un 51% de todo lo demás, que también es medicina”. Y aún añade: “No echo en falta la medicina urbana. Tienes que ser consciente de que debes seguir formándote para ejercer bien en la rural.  A mí me gusta mucho. El trato es muy distinto, no tiene nada que ver”.

Ahora, en el momento de partir, se le acumulan los recuerdos  y se avivan los sentimientos creados, máxime cuando se constatan detalles como el hecho de que varias personas de Alcaine, Obón y Josa, lloraron cuando les comunicó su marcha. “En los años vividos aquí he tenido sensaciones que han pasado a formar parte de mi vida y en los últimos años mucho más. Te integras cuando conoces a la gente. Tengo la sensación de que los abandono, aunque sé que vendrá otra médica que con toda seguridad los tratará igual. Esta es una zona dura en la que la gente te necesita”.
Por supuesto, esta actitud de aprecio es correspondida por la generalidad de los alcaineses. Así opina Isabelita Candial (hace partícipe también a su marido José Mur), que fue la primera persona que recibió a la doctora, la acompañó por el pueblo y le presentó al alcalde: “La apreciamos mucho. Nos ha tratado siempre con mucha amabilidad y cariño y no olvido el trato a mi madre, cuando se cayó, poco antes de fallecer. Tuvo el detalle de traerme una barra de pan tierno para el bocadillo del viaje en ambulancia. Ha sido como una persona de la familia, buena, atenta, agradable y cariñosa, sobre todo con las personas mayores. Me emociona que se vaya, sentimos mucho su marcha. Nos deja muy buen recuerdo”.
En el mismo sentido se expresa Cipriano Gil, que fue alcalde en los años de estancia en Alcaine de Mª Puy: “Ha sido un placer tenerla en el pueblo durante estos años y ojalá hubiera podido continuar más tiempo. Además de por buena profesional, ha destacado por su humanidad, atención, capacidad de comunicación, accesibilidad y sencillez. La valoramos mucho como médica y como persona”.
Como me precio de ser amigo personal de ella, he intentado ser aún más objetivo en este reportaje, añadiendo una característica más de su personalidad: La sensibilidad (tres veces brotaron lágrimas de emoción y despedida de sus ojos durante la entrevista que le realicé).

Concluye su despedida con sinceridad y emoción: “Me llevo de Alcaine muchas cosas, que guardaré para siempre, a muchas personas y la tierra, los compañeros. Es gente que ha pasado a formar parte de mi vida. En estos momentos, unos veces pienso que se pasa página, se acaba un período, y otras, que me haría ilusión volver porque, además, me voy obligada, sin querer. Me despido de todos, aunque no puedo hacerlo  personalmente. Los llevaré siempre conmigo”.
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Texto: MANUEL VAL LERÍN               VER MÁS FOTOS

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